Itacaré es mata. Mata que se respeta y protege, protagonista de todos los paisajes. Selva grande, plena de colores, ruidos y olores verdes.
Itacaré es cielo: luna llena y puesta de sol. Es acompanar el atardecer, la hora mágica, desde el Ponto de Xareu: naranja, vermelho y violeta.
Itacaré es música, una flauta dulce y suave que suena desprendiéndome de un par de lágrimas tan saladas como la maresía que deja mi piel pegajosa.
Julieta Pedroni